TLC: Más perjuicios que beneficios para el sector agrícola

La firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos es una lucha entre David y Goliat. Solo que a diferencia de la historia bíblica, este David que es Colombia no tiene una honda para enfrentar al Goliat que es EU.

Tuvo 5 años para prepararla, desde que se iniciaron las negociaciones. Pero no lo hizo.

Ante la crisis financiera que consume a Estados Unidos, los congresistas aprobaron el tratado. Una medida desesperada de una economía que no está en crecimiento: la búsqueda de un salvavidas en los mercados latinoamericanos. Así Colombia obtuvo la anhelada firma. Pero esa apertura del mercado en la que tanto insistió, sorprende al país con graves retrasos y obstáculos para aprovecharla.

Eso advierten Directivos de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), la Cámara de Industriales del Arroz (Induarroz), y la Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi). Una potencia productora de granos, frente a un país sin cadenas de almacenamiento, con un campo desaprovechado y sin herramientas para mover sus productos. La mayor economía del mundo, ante el país más desigual de América Latina. En un reportaje que escribí para el portal noticioso Dinero.com, los gremios agrícolas coinciden en que las distancias tecnológicas y de infraestructura pesarán drásticamente a favor de Estados Unidos en el TLC.

 

El desequilibrio agrícola

La infraestructura del país no es la adecuada, están atrasadas las inversiones en tecnología e innovación, y la revaluación sigue siendo una amenaza. Esos son los tres grandes motivos de preocupación para la Sociedad de Agricultores Colombianos, según su presidente Rafael Mejía.

La infraestructura de transporte está atrasada. Están mal las carreteras primarias, secundarias y terciarias, los puertos y aeropuertos. No hay navegabilidad de ríos. No se ha hecho nada en cadenas de frío, ni en distritos de riego”, enumera el directivo.

En una encuesta realizada este año por la SAC, se encontró que un 72% de las vías primarias del país están en regular o mal estado. Un 84% de las vías secundarias están en similar condición, así como un 90% de las terciarias.

Hay mucho trabajo por hacer. La productividad del sector agrícola ha venido incrementando. Pero una cosa es ser eficiente y productivo a nivel de finca, y otra darle valor agregado y llevarlo a los puertos para embarque”.

Otra preocupación son la negociación de contingentes. Es mucho mayor la cantidad de mercancía que Colombia aceptó recibir bajo esta condición, que la que aceptó Estados Unidos. Además, los productos que enviará Colombia deben afrontar “una cantidad de restricciones que ni le cuento”.

Estados Unidos aceptó recibir bajo esa modalidad de excepciones arancelarias 50 mil toneladas de azúcar, 5 mil toneladas de carnes de bovinos, 9 mil de lácteos y 4 mil de tabaco. “Hay que mirar si se pueden usar o no”, es decir, si el país tiene el potencial de suplir esas cantidades.

Mejía precisa que hay un desequilibrio marcado, puesto que en cambio “los contingentes arancelarios otorgados por Colombia a Estados Unidos son muy amplios: dos millones de toneladas para fríjol, maíz amarillo. 79 mil toneladas para arroz, maíz blanco, aceite de soya, café tostado, sorgo. 6.400 toneladas para carne de bovinos. Fuimos muy generosos”.

La SAC advierte además que las contrapartidas serán difíciles de manejar, puesto que EU ha venido preparando sus leyes de inocuidad de alimentos, volviéndolas más estrictas. “Hace más difícil que nosotros mandemos nuestros productos allá”.

Un 35% de lo que exporta el sector agrícola colombiano va a Estados Unidos. El 91% son tres productos: flores 50%, café 25% y banano 16%. Mejía considera que el triunfo de la negociación es que se logró el acceso real de los productos al país norteamericano, algo que no ocurría verdaderamente con el Atpdea por las barreras arancelarias. “Pero la adecuación del ICA y el Invima está demorada, y sin esta no podremos usar esto a nuestro favor”.

Pese a los puntos negativos que señala, Mejía afirma que en general “es un tratado muy beneficioso para el país, que se puede aprovechar si se usa adecuadamente. El Gobierno tiene que mejorar su infraestructura, su ciencia y tecnología. Todo esto que no ha hecho durante los últimos 5 años para poder ser competitivo”.

Problemas para la avicultura

Los hábitos de consumo de Estados Unidos, donde solo se comen las pechugas y no la pierna-pernil, la rabadilla ni otras partes traseras, representan una amenaza para el gremio de avicultores colombianos.

Así lo señaló Jorge Enrique Bedoya, presidente de Fenavi, quien advierte que podría haber una caída en el empleo, en un sector que genera unos 250 mil empleos directos e indirectos.

El mayor problema para los avicultores no es la falta de competitividad, sino enfrentarse a un país “con una distorsión de consumo estructural en el mercado. Esa es nuestra mayor preocupación. Los análisis nos indican que a pesar de todo lo que hemos hecho en materia de competitividad, va a ser muy difícil afrontar el diferencial de precios por cuenta de esa distorsión de consumo”.

Dadas las circunstancias, Colombia recibirá productos sin tener posibilidad de enviar en contrapartida al mercado estadounidense. Fenavi señala que en 2010 Colombia produjo 1’67 millones de toneladas de carne de pollo, y 9.750 millones de huevos. Representa un crecimiento del 90% en pollo y 51% en huevo, desde el año 2000.

El contingente aprobado para recibirle a Estados Unidos son 26 mil toneladas de trozos de pollo, y 400 toneladas de gallinas de desecho. Una cantidad demasiado alta según el criterio de Fenavi, y que reducirá la participación actual de los productores locales en el mercado nacional. “Aunque sin duda alguna hay oportunidades, como sector son más los riesgos que los beneficios”.

Los niveles de precios internacionales también son una posibilidad de afectación según Bedoya. “Una tonelada de cuarto extranjero norteamericana traída a un puerto colombiano vale US$ 1.100 dólares. En cambio una tonelada de producto nacional, por simple costo de producción, puede estar en el orden delos US$2.200. Contra eso es poco probable competir”.

De acuerdo con Fenavi, las ventajas es que el TLC puede traer a Colombia inversión de compañías norteamericanas, y potencializar la inversión extranjera de otros países que ya han buscado penetrar el mercado colombiano con producción nacional. “Pero en el corto plazo puede ser mayor el grado de afectación que el grado de beneficio”.

 

Altos precios para el sector arrocero

Las “abismales” distancias tecnológicas entre Colombia y Estados Unidos tendrán un impacto en el sector arrocero, uno de los mayores generadores de empleo campesino, que forma parte indispensable de la economía de más de 200 municipios.

Jeffrey Fajardo, director ejecutivo de la Cámara  Induarroz de la Andi, sostiene que el precio al que se importará el arroz, que hoy es muy inferior al colombiano, “equivaldrá al precio nacional más los costos de logística y nacionalización del grano. Es decir, continuaremos pagando el arroz más caro de la región al menos en los primeros 6 años”.

El elevado precio responde a las medidas contempladas en el tratado. El directivo gremial explica que el impacto no será inmediato, por lo que empieza una cuenta regresiva en la cadena arrocera para realizar transformaciones de fondo y dar un salto en competitividad.

El TLC prevé el ingreso de arroz proveniente de EU a Colombia en el marco del mecanismo de contingentes arancelarios. Se trata de cantidades, toneladas de arroz, que se pueden importar al año sin pagar arancel.

Colombia produce al año alrededor de 1,5 millones de toneladas de arroz. “El valor del contingente de arroz negociado en el acuerdo asciende a 79.000 toneladas de arroz blanco en el primer año de entrada en vigor del TLC, cantidades que van creciendo un 4,5% anual. Una vez se copan las cantidades del contingente puede continuar entrando arroz pagando durante los primeros 6 años un arancel del 80%”.

Se trata de uno de los aranceles más altos de la economía colombiana. EN el acuerdo se plantea que ese arancel extracontingente se desmonte a partir del año 7 hasta el año 19, hasta llegar a cero.

Ese arancel de 80% durante 6 años denota un altísimo grado de protección al sector. Pero según Fajardo hay otras medidas que terminarán reflejándose en un aumento de los precios del arroz, y un perjuicio para el sector en Colombia.

“Los contingentes arancelarios para productos agropecuarios en el TLC tienen un mecanismo de administración que consiste en que las primeras toneladas en llegar serán las que se favorezcan del no pago de arancel. Sin embargo, en el caso de arroz esta modalidad es completamente distinta, consiste en subastar el contingente de tal manera que a través de un proceso de puja se presionará a un precio cada vez más alto hasta que, quien ofrezca más se quede con las importaciones que solicitó”.

 

Por Iván Bernal Marín

Publicado originalmente en Dinero.com
http://www.dinero.com/negocios/articulo/el-desequilibrio-agricola/137579

Acerca de Iván Bernal Marín

Editor y periodista con estudios en filosofía. “La libertad del cronista permite contar mejor la verdad”, EMcC.
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3 respuestas a TLC: Más perjuicios que beneficios para el sector agrícola

  1. kika de marques dijo:

    super encontre lo q nesesitaba

  2. luisa Fernanda dijo:

    Es muy cierto, para que nuestro país avance, es necesario implementar nuevas tecnologías, cambiar el modelo con respecto a la economía y el modelo laboral, para avanzar. aunque hay que ser realistas y el monopolio se aprovecha, de nuestro país, ya que no contamos con la misma tecnología y economía, lo cual nos deja en gran desventaja frente a EE.UU, creo que nunca llegaremos a su nivel y por esto el TLC es mas perjudicial que beneficioso.

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